El metro de Moscú, el palacio subterráneo ruso

El metro de Moscú es uno de los grandes atractivos que encontramos en la capital rusa. Y es que, además de hacer la función de medio de transporte siendo el más usado en todo el mundo con una media diaria de 9 millones de pasajeros, es uno de los principales centros culturales que alberga Moscú, y es que a través de las 177 estaciones que componen la red subterránea podremos disfrutar de numeros obras de arte  que se alojan en techos, suelos y paredes que se muestran decorados con todo tipo de mosaicos, esculturas, pinturas o adornos.

Cabe resaltar que tanto la arquitectura como la decoración de las estaciones es muy diferente entre ellas, aunque con la particularidad de que cada una simboliza algún detalle de Rusia. Las estaciones más conocidas por su ostentosa decoración son la Estación de Kíyevskaya, cuya decoración está dedicada a la amistad de Rusia con Ucrania. Por otra parte, en la estación de Komsomólskaya, una de las más bellas y espectaculares de toda la red, y refleja la lucha del pueblo ruso por conseguir la libertad y la independencia. Este conjunto de obras de arte subterráneas convierten en el Metro de Moscú en uno de los principales puntos de interés cultural y artístico de la ciudad.

El metro fue inagurado en 1935 y en la actualidad se compone por un total de 12 líneas que recorren tanto el centro de la ciudad como sus alrededores. La línea 3, que comprende las estaciones de Arbatsko-Pokróvskay es la que tiene el recorrido más largo con más de 40 km de trayecto.

Viajar en metro en Moscú es una opción muy recomendable para los turistas, y es que, además de disfrutar de un entorno único y original, el servicio que presta es rápido, cómodo y económico.