El Toro de Wall Street, en Nueva York

La imagen del «Toro de Wall Street», listo para envestir en cualquier momento, ocupa un lugar en todo álbum de fotos de cualquier turista que viaja a Nueva York. La estatua de bronce, con un peso de 3.200 kilos, se encuentra en la plaza de Bowling Grenn, cerca de las famosas calles de Manhattan y Wall Street.

El animal enfurecido, de músculos tensos y cuernos afilados, muestra el deseo frenético de lanzarse sobre el enemigo, el optimismo, la agresividad y la prosperidad financiera. Es el símbolo de los magnates de los negocios.

El toro de bronce tiene una altura de 3,4 metros y una longitud de casi 5. Fue creado por el escultor Arturo Di Modica como un símbolo de resistencia y espíritu indomable del pueblo estadounidense tras la crisis bursátil de 1987.

Después de gastarse 360.000 dólares en la fabricación del toro, el 15 de diciembre de 1989, Arturo Di Modica situó su escultura frente a la bolsa de Nueva York, como regalo de Navidad para todos los habitantes de la ciudad. Sin embargo, las autoridades municipales no aprobaron la iniciativa y terminaron por apoderarse de la estatua del escultor y retirándola.

Ante la gran cantidad de protestas del pueblo, las autoridades tuvieron que ceder y volver a colocar el toro en la calle, aunque esta vez, en la zona de Bowling Green, al final de Broadway.

La popularidad del monumento de bronce creció de forma increíble. En una escala de popularidad, el «Toro de Wall Street» se compara con la Estatua de la Libertad.

Hoy en día, Arturo Di Modica sigue siendo el único propietario de los derechos de autor de la escultura. En 2004 dijo que estaba dispuesto a venderla con la condición de que el nuevo dueño la dejase en su ubicación actual, pero no tuvo éxito.

En 2006, llegó a demandar a Random House y algunas otras compañías por la utilización de la imagen del toro en campañas de publicidad y por la venta de réplicas sin su autorización.

¿Qué nos deparará el futuro de este monumento único? Es probable que el «Toro de Wall Street» se instalase en Manhattan para siempre y que esté destinado a decorar Bowling Green hasta el final de los tiempos.