En Marruecos al Norte de África está ubicada una de las ciudades más bonitas y turísticas de todo el continente, la ciudad de Marrakech cuya traducción viene a significar, Tierra de Dios. Con algo más de un millón y medio de habitantes está situada al pie de la cordillera del Atlas, y es el principal destino turístico de Marruecos.
Marrakech entera está declarada patrimonio de la humanidad, merced de todos los monumentos que se encuentran en ella. Empezando nuestro viaje por su ciudad vieja o Medina, nos veremos envueltos en un mar de callejuelas y bastiones que la protegen. Varias mezquitas y palacios hacen de este lugar un sitio de visita obligada. El corazón de la Medina es la plaza de Jamaa el Fna. Desde aquí parten las principales calle de la zona teniendo al norte los mercados de la medina donde encontraremos cualquier cosa y a gran precio, siempre que se regatee y recuerda que los comerciantes aman este arte, por lo que no dudes en negociar. Tras los mercados se encuentra la Mezquita de Ben Youssef donde se encuentran alguno de los mejores ejemplos del arte árabe de todo Marruecos. Cerca de aquí tenemos el museo de Marrakech donde conocer algo más sobre la historia de la ciudad. Al sur de la plaza está el Palacio Real aunque no es visitable.
En contraste con la Medina tenemos el Guéliz, conocido como la ciudad Nueva, donde se encuentran las tiendas y hoteles modernos de Marrakech. En esta zona encontramos también los locales con más ambiente nocturno de una ciudad que no destaca precisamente por su vida nocturna.
Otro de los principales atractivos turísticos de Marrakech que lo convierten en un destino ideal es el Palmearie, un pequeño oasis al norte de la Medina. Es la zona más rica de la ciudad donde los palacetes se levantan con sus frondosos jardines. El lujo está presente en esta zona de Marrakech.
Aparte de la mezquita ya antes nombrada de Ben Youssef la otra gran construcción religiosa de la ciudad es la Mezquita Kutubia cuya torre de 77 metros es el edificio más alto de Marrakech. También recomendamos la visita al barrio judío de la ciudad cerca del palacio Real, junto a la medina igualmente poblado de mercados ambulantes. Para terminar nada mejor que pasar un atardecer en la plaza de Jamaa el Fna, donde los espectáculos callejeros mezclados con el cambio de luz producen un ambiente inigualable.
