Situada entre Asia y Europa, Turquía es una república donde el contraste de civilizaciones es evidente, convergiendo en ella el oriente y el occidente. Aunque no tiene una religión oficial, la mayoría de sus pobladores pertenece a la religión musulmana, además se respeta la libertad de culto; en éste sentido, mantiene una posición laicista, heredada de su fuerte tendencia a las costumbres europeas, preservando el encanto oriental en sus edificaciones. Los turcos se autoproclamaron dueños de un tercio de la isla de Chipre, lo cual no es reconocido ni por el gobierno de la isla ni por la comunidad internacional, sin embargo, mantiene una fuerte influencia sobre la cultura chipriota, destacándose un sector de la sociedad que se conoce como pro turca o turco chipriota.

Una Turquía europea y otra asiática

Dentro de las características más interesantes del territorio turco resalta su pertenencia a dos continentes: al asiático que comprende aproximadamente el 97% del territorio y el europeo, que abarca el resto. Está separado por un conjunto de mares, el Bósforo, el Mármara y los Dardanelos, lo que conforma una conexión entre el Mar Mediterráneo y el mar Negro. Sus paisajes son muy diversos tanto por razones naturales como por la influencia de ambas culturas. Posee costas espectaculares, tanto por el Mar Egeo como por el Mar Mediterráneo, con un clima templado que se vuelve bastante árido durante la temporada de verano. En cambio, hacia la zona de montaña, hacia el este del territorio, las temperaturas pueden alcanzar los -40° C durante los meses de invierno, llegando a permanecer nevado el terreno hasta 120 días en un año, es decir un tercio del año.

Constantinopla, actual Estambul y capital del país hasta 1923, es una de esas ciudades en las que la historia significa algo más que una disciplina para estudiar o admirar representada en los museos. Un viaje a Turquía conduce a uno de los países que ha sido testigo de algunos de los acontecimientos históricos más relevantes de toda la humanidad.

Un viaje a Turquía supone visitar el centro del antiguo Imperio Otomano, pero también el del antiguo Imperio Romano y de otras culturas que fueron confeccionando una ciudad de proporciones colosales. Estambul fue declarada en 1985 Patrimonio de la Humanidad, y no es para menos. Durante un viaje a Turquía, y más concretamente a Estambul, zonas como Sultanahmet han de ser tenidas muy en cuenta para el visitante aficionado a las fotos monumentales, pues ésta es la parte de Estambul con mayor densidad de monumentos, entre ellos la Basílica de Santa Sofía (que hoy en día es además un museo, uno de tantos que el turista podrá visitar en un viaje a Turquía) y la Cisterna de Yerebatán, quizá no tan famosa pero con una historia interesante que a buen seguro que prendará en la memoria de quien tenga la suerte de visitarla. Las leyendas dicen que antiguamente los foráneos que visitaban Estambul, se quedaban atónitos por ver cómo los nativos bajan por unas oquedades en el suelo equipados con canastas vacías que traían llenas de pescados de regreso.

Un viaje a Turquía puede ofrecer leyendas, paisajes maravillosos y mucho más, entre otras cosas como una gastronomía donde el mundialmente famoso Döner Kebap es sólo uno más entre otros deliciosos manjares en los que predomina el cordero y una cuidadosa selección de verduras que, combinados y bañados en las deliciosas salsas turcas, tentarán el apetito a más de uno, retrasando agradablemente su travesía durante su viaje a Turquía.

La región de Capadoccia

En turco, el vocablo Capadoccia quiere decir “tierra de bellos caballos”; el lugar presenta una terreno inconstante, de formaciones geológicas fuera de lo común, producto de siglos de la acción de las fuerzas naturales. En el subsuelo, sus habitantes primigenios edificaron ciudades enteras, chimeneas y cavernas con el fin de contar con un refugio seguro en el cual se pudiera permanecer durante mucho tiempo. Capadoccia formó parte de una ruta comercial muy importante, por lo que fue objeto de innumerables invasiones; desde allí pueden verse los valles que la circundan y el parque nacional de Göreme. La región de Capadoccia y su increíble ciudad subterránea forman parte del Patrimonio de la Humanidad.

Las cabezas del Monte Nemrut

Aunque no son cabezas tan monumentales como las de la isla de Pascua, en el Monte Nemrut se encuentran estas ruinas de estatuas que forman parte de una tumba fechada del siglo I a.C. Ubicado al sureste del territorio turco, el Monte Nemrut alberga una serie de figuras elaboradas en piedra, representativas de dioses (tanto persas como griegos) y animales que se calculan que originalmente alcanzaron una altura de entre los 8 y 9 metros.

Éfeso, el hogar del templo de Artemisa

Éfeso fue en otro tiempo un importante puerto comercial donde se cerraban tratos importantes, además de haber sido importante tanto para la religión griega como para la cristiana. En Éfeso se encontraba el templo de Artemisa, el cual formaba parte de las 7 maravillas del mundo antiguo; asimismo, San Pablo predicó a la comunidad de Éfeso las creencias cristianas, lo cual quedó asentado en los libros bíblicos llamados Efesios que están en el nuevo testamento. Podrás pasearte por las ruinas arqueológicas de origen grecorromano, bizantinas y paleocristianas, así como también por la famosa tumba de San Juan apóstol y la biblioteca de Celso.

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