Visitar la Iglesia de la Transfiguración, un templo de madera con 22 cúpulas repleto de arte y misterios

Los amantes del buen arte, y de las majestuosas arquitecturas con riquísimo valor histórico estarán encantados de visitar regiones como Rusia, donde podremos encontrar edificaciones significativamente diferentes a lo que conocemos en nuestro día a día, por lo que nos logran causar cierta curiosidad y misterio en torno a sus formas.

En esta ocasión hablaremos de una Iglesia en Rusia que está construida en madera y dispone de un total de 22 cúpulas, la cual se encuentra ubicada en la isla Kizhi, a orillas del lago Onega, siendo la edificación más importante de toda la región, y no solo eso, sino que sus cúpulas encastradas la han vuelto única en todo el mundo.

iglesia Transfiguración

Estamos ante la Iglesia de la Transfiguración, la cual fue construida durante el año 1722, contando incluso con un impresionante iconostasio que causará la maravilla de todo aquel que se le acerque, además de las impresionantes y fantásticas formas torneadas de las que dispone esta Iglesia.

También, como mencionábamos anteriormente, nos encontramos ante un sitio que despierta misterios y curiosidades, como el hecho de que, durante la construcción de esta Iglesia de madera, no se ha empleado un solo clavo, habiéndose utilizado una peculiar e inteligente técnica de encastre que la ha mantenido en pie hasta el día de hoy.

Tan rico es el valor histórico de la Iglesia de la Tranfiguración que el recinto de la Isla Kizhi (donde se encuentra la iglesia) ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, siendo además una construcción visionaria para la época, más de lo que cualquiera podría imaginar considerando aquellos años, a tal punto que sorprende a todos los turistas que se acercan a visitarla.

Sin dudas estamos ante una clase de edificación salida de cuentos de hadas, y que además es única en el mundo, por lo que sin dudas puede ser una estupenda visita familiar, o bien en pareja, para despertar esa magia entre los dos, o maravillar los ojos de tus hijos, y por qué no, los tuyos.