México y el peyote

 

Peyote Cactus.jpgFoto Peyote Wikipedia

 

Antes, en la época precolombina, América fue morada de grupos nativos quienes tenían diversas costumbres y creencias. Eran liderados por determinado linaje de chamanes o médicos, quienes practicaban la hoy conocida medicina alternativa, en la que integraban la energía universal con ingredientes de origen natural, como distintas partes de una planta, barro, y restos de animales.

Este es el caso de México y el peyote; el peyote es un cactus redondo de aproximadamente 10 centímetros, de color verde azulado y sus flores son de un tono rosa pálido, curiosamente no posee espinas. Su ingrediente psicoactivo es la mescalina, un alcaloide de origen vegetal responsable de llevar al paciente a un estado alterado de conciencia, esto permite al individuo modificar su manera de percepción y hábitos frecuentes, mediante un proceso de introspección que puede llegar a desaparecer las reacciones psicosomáticas.

Hay muchos países en América, que han abierto sus puertas al turismo místico; México y el peyote, Perú y Colombia con la Ayahuasca, Venezuela con el yopo y hongos, Brasil y el kambo, entre otros.

En el norte de México, en la región de Rio Grande y el desierto de Chihuahua, los turistas se adentran en el desierto, siempre conducidos por un chamán especializado quienes portan este conocimiento ancestral por miles de años. El Peyote se mastica crudo, de una a diez cabezas, y sus efectos surgen en el transcurso de una hora, duran hasta 8 horas, en pernocta al aire libre. Sus efectos incluyen visiones, alteración del esquema corporal, agudización de los sentidos, meditación, sin embargo varían en función del estado de ánimo del individuo y su disposición a aceptar las duras enseñanzas de vida que ofrece la planta.

Por esto y muchas razones, México y el peyote se posicionan entre los primeros países de América en aceptar el turismo místico como fuente de ingresos, a la misma vez que aportan su grano de arena en el tratamiento de miles de personas anualmente.