Puede que a lo mejor, desde que tienes memoria, tengas otros sitios de interés a los que te gustaría viajar, pero créeme que cuando te digo que Bélgica es uno de esos destinos a los que quieres viajar una y otra vez, es porque no te estamos mintiendo. Además  te podrías enamorar por completo desde cómo están estructuradas sus calles, hasta el verdor que resplandece a su alrededor.

Sin dejar a un lado, por supuesto, que cada esquina con la que te topes sentirás que fuiste trasladado a un cuento medieval, debido a que la mayoría de su arquitectura todavía conserva ese pasado histórico que nos deslumbra al pasar. Tienes también la suerte de que si quieres encontrar algún sabor con el que puedas deleitarte, las ciudades que pasees en Bélgica podrás comprobar por ti mismo, uno de los mejores chocolates del mundo, sin menospreciar sus cervezas artesanales que son más que excelentes. 

En fin, toda la cultura que está por verse en este país está muy bien protegida por su gente, por lo que tendrás que cerciorarte por tus propios ojos, la maravilla que te espera al conocer sus distintas ciudades.

¿Cuál puedes visitar? Visitar un país entero es un gigante reto. Por eso te mostraremos algunas opciones de las que seguro querrás optar por todas.

La capital de Bélgica

Si quieres viajar a un país, es imprescindible conocer su capital. Es por ello que tu viaje en Bélgica debe comenzar por Bruselas, esta hermosa cosmopolita, que además de ser una de las más grandes es también la más moderna entre sus regiones. Al pisar esta capital es obligatorio conocer sus lugares más emblemáticos como el Atomium, la popular escultura Mannaken Pis, y sin menospreciar la Grand Place.

Aquí las horas se te irán volando entre todos los puntos por lo que ver, desde sus centros comerciales, exposiciones de arte hasta sus capillas góticas. Sin duda alguna Bruselas tiene su encanto.

La ciudad de Gante

Todas las iglesias que hay en Gante no son para nada comunes o corrientes, y es allí donde se desprende su encanto. En sí, cada estructura de sus edificios y casas poseen ese mismo estilo de haber recién salido de algún cuento muy pintoresco. Lo mejor es que si tienes ansias de conocer esta ciudad es que vayas acompañado de un buen guía que te permita recorrer de punta a punta todos sus escondites que parecieran secretos.

Lovaina o Leuven

Lovaina es una de las ciudades más cercanas a Bruselas, ya que esta queda al menos a media hora si te subes en el tren. Este es uno de los puntos referenciales más importantes del país ya que este lugar es considerado como una de las mejores ciudades universitarias del país dado por la cercanía con Bruselas.

Amberes y los diamantes

La ciudad de Amberes es muy reconocida por también llamarse la capital de los diamantes en todo el mundo, y esto se debe precisamente por su fabricación y comercialización de estas hermosas piedras. Al igual que es famosa por ser la cuna natal de uno de los pintores más valorados de la historia, como lo es el magnífico Rubens.

La ciudad de Brujas

Pueda que tenga un nombre muy místico o incluso esotérico, que en su idioma original es Brugge, pero Brujas en definitivo es uno de los sitios más bonitos y con encanto que tiene Bélgica. Aquí todo lo parecido a los cuentos de princesas, príncipes y castillos de medievales, son el principal motivo por las que cientos de personas visitan cada año esta ciudad en Bélgica.

Lo mejor de Bélgica

Una de las mejores cosas que puede tener un turista al viajar a un país, es que al menos en Bélgica los trayectos son tan cortos que no lograrás aburrirte en largas horas de carretera. De los dos mejores transportes que puedes tomar aquí, serían precisamente los trenes y tranvías que disponen las distintas ciudades de la nación.

Además, si no quieres que tu viaje termine solo en Bélgica, tienes la oportunidad de hacer escalas para visitar sus países vecinos, como Holanda que es uno de los más fáciles para entrar. Por igual hay que recordarte que aunque su idioma oficial sea el flamenco, la mayoría del personal que trabaja en Bélgica dispone de la habilidad de hablar en múltiples lenguas, por lo que no es de sorprender si encuentras a alguien hablando castellano.