En la entrada de hoy hablaremos sobre el Parque Nacional Yellowstone, ubicado en los Estados Unidos, más concretamente ocupando territorios de Idaho, Wyoming y Montana.

El activo principal del parque es su gran número de géiseres, así como numerosos paisajes pintorescos.

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El Parque Nacional de Yellowstone fue fundado en 1872 y es el parque nacional más antiguo del mundo. En el vasto territorio del parque podremos encontrar lagos, cuevas, cañones y, por supuesto, géiseres.

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El lago más grande del parque lleva el nombre del mismo, Yellowstone y se sitúa en el corazón de «la caldera de Yellowstone», el volcán más grande del continente (recreado en la película «2012»). Este volcán entró en erupción tan solo dos veces en los últimos dos millones de años, pero aún así, se considera activo y los rastros de su actividad siguen siendo visibles a simple vista.

El Gran Cañón del Colorado es, sin duda, uno de los paisajes más famosos del mundo. Hace parte del imaginario del salvaje oeste y del inhóspito desierto americano. Además es un lugar imperdible en caso de una visita a los Estados Unidos.

La mayoría de las excursiones que llevan al Gran Cañón parten desde la ciudad de las Vegas, existen tres sitios bases desde los que se puede ver el Cañón, los bordes: norte, sur y oeste. El borde norte es el más alejado de los tres y si bien cuenta con menos puntos panorámicos que los otros dos, tiene la ventaja de ser el menos masificado, por lo que tendrá todo el paisaje del Gran Cañón casi en exclusiva para usted. Es el sitio preferido por los amantes de la aventura y la convivencia con la naturaleza.

En el sur-oeste de los Estados Unidos, al norte de Arizona, a 240 kilómetros del Gran Cañón se encuentra el «Cañón del Antílope», que obtuvo su nombre debido a sus inusuales paredes rojas, algo parecido a la piel de un antílope. No es muy conocido en el mundo, pero la belleza y singularidad de este lugar puede impresionar incluso al viajero más experimentado.

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El cañón se ha formado a los largo de cientos de miles de años por la erosión del agua. El agua de lluvia, que baja por las paredes y se mete en las grietas, van formando bellos pasillos. En este lugar no encontraremos bordes en filo o cortantes, sólo suaves transiciones de unas paredes a otras.